Ahora mi madre y yo susurramos las historias de la noche en los oídos de mi hijo. Aunque ya no soy aquella niña, escribo para que no se acaben los cuentos. Escribo porque no sé coser, ni hacer puntos; nunca aprendí a bordar, pero me fascina la delicada urdimbre de las palabras. Cuento mis fantasíasContinua a leggere “El infinito en un junco”