¡Re-asalto al banco!

Ilustración de Jana Kalc para el cuento de Tony Jim "Reasalto al banco".
Jana Kalc

Me desperté atado de pies y manos en una silla… Vaya novedad… Aunque enseguida comprobé que no me encontraba en ningún tren… Ni había ninguna cucaracha gigante delante mío, ni tampoco ninguna bella vulcana…

–Ah, veo que ya se ha despertado Sr. Jim.

–Pues sí… Uf, me duele enormemente la cabeza, debió usted golpearme bien fuerte y secuestrarme…

–No, lo cierto es que no, solo me lo llevé hasta aquí cuando estaba usted durmiendo en el castillo del mago Melchiades… –explicó el hombre fornido que tenía delante mío.

–Ah, pues no lo recuerdo… ¿Y dice usted que no me golpeó para dejarme sin sentido?

–No, me lo llevé estando dormido usted, ya le digo… No sé si es que está usted resacoso… Y es por eso que le duele la cabeza…

–No, no suelo beber… Beber alcohol, me refiero… Sí que es verdad que suelo tener el sueño muy profundo… Y puede que me esté costando el despertar –le expliqué al hombre aquel.

–Eso me pareció…

–¿Y por qué me secuestró? ¿Es para venderme a alguna potencia galáctica?

–No… La verdad es que no, no creo que me den mucho por usted… Y evidentemente tampoco soy yo un secuestrador.

–Sí, creo que con el tiempo he ido perdiendo valor… En varios sentidos, quizás… Pero ¿Entonces?

–Le he traído aquí para pedirle ayuda…

–Ah, muy bien… En mis tiempos, allá en Géminis V, pues la gente se llamaba por teléfono o hablaba por internet… E incluso a veces hablaba la gente en persona…

–No sé a que se refiere…

–Pues que para pedirme ayuda, no me tendría que secuestrar… ¿O es que se lo ha visto hacer a alguna cucaracha gigante?

–En cierta manera…

–Ahora el que no sabe a que se refiere usted soy yo…

–Pues que he visto su cortometraje donde un gran insecto le secuestra…

–¿Cortometraje?

–Sí, bueno… Una película corta, de unos 10 minutos…

–¿Cómo? ¿De qué me está hablando?

–Sí, tiene razón que en este planeta no abunda la tecnología, pero algo nos llega y en un espectáculo de feria vi un artilugio que proyectaba su historia con la cucaracha gigante…

–Vaya, que cosa más curiosa… Aunque debe ser algo ilegal, pues a mí nadie me ha pagado derechos de autor para que mi historia con la cucaracha (esto suena algo mal) se lleve a la pantalla…

–No sé, el caso es que dicha proyección me dio una idea…

– ¿Qué idea?

–Pues pedirle a usted que me ayude a atracar un banco…

–Abrase visto…. La proyección de mi historia no le dio ninguna idea, usted decidió copiar la idea de la cucaracha más bien…

–Sí, eso es… Veo que nos entendemos… Decidí seguir el plan de dicho insecto y eso incluía secuestrarle a usted…

–Madre mía, madre mía…

–El tenerle a usted atado en una silla es el primer paso del plan, eso está claro…

–En fin… Como comprenderá no voy a ayudarle a atracar ningún banco… –afirmé yo.

–¿Pero por qué? –preguntó aquel fornido hombre.

–No me dedico a eso…

–Ah, lo ha dejado ya… Ya vi que lo del atraco con la cucaracha le salió bastante bien la verdad… Un buen botín es motivo para poder retirarse.

–No, no he dejado nada…

–¿Entonces?

–No he dejado el atraco a bancos, porque nunca me he dedicado a ello, lo de la cucaracha fue algo excepcional y como recordará de la proyección, fue por una buena causa, para salvar a la familia de aquel insectoide…

–Bueno, no hace falta entrar en los motivos, el caso es que usted fue el principal impulsor del atraco al Banco Central…

–¿Y no ha pensado usted que aquello que vio era una película y era algo ficticio?

–Al comienzo de la proyección se avisaba de que estaba basado en hechos reales y que aquello estaba sacado del NoDoEs…

–¿El noloés? Ya lo dice la palabra: No lo es… No es lo que parece… No es lo que ocurrió…

–Se equivoca…

–Como que me equivoco… Si se supone que me pasó a mí, no voy a saber yo lo que pasó en realidad…

–Quiero decir, que el NoDoEs, es el Noticiario Documental Espacial… Es una fuente seria y fidedigna de noticias… Lo sabe todo el mundo…

–Ya, pues es la primera vez que escucho de ese lo que sea…

–Es un noticiario universalmente conocido en toda la galaxia ídem, conocida… Una especie de telediario…

–Ya, ya veo que no le voy a sacar de sus trece… A ver, ¿pero para qué quiere usted atracar un banco?

–Pues para conseguir dinero fácil y rápido… Hay que ver, en el vídeo parecía usted más listo, a ver si va a tener razón y era todo mentira…

–Bueno me supongo que era una recreación, una dramatización de los hechos, así que en parte sería ficción y en parte realidad…

–A ver, ¿pero atracó o no usted el Banco Central?

–Sí…

–¿Con la ayuda de un gran insecto?

–También…

–Pues entonces…

–¿Entonces qué?

–Me tendrá que ayudar a atracar un banco y punto…

–¿Y punto?

–Eso es… O me ayuda o le doy una paliza…

–Hombre, si lo pide así, amablemente… Como negarse…

–Pues eso…

–Bueno, pues explíqueme un poco más su plan y su experiencia en el tema, a parte de haber visto una película… Es que me gusta saber con quien trabajo, ya sabe que no trabajo con una cucaracha cualquiera…

–Veo que ya nos vamos entendiendo…

–Hablando se entiende la gente…

–Verá, yo provengo de un lejano planeta…

–Ah, por cierto, dígame ya de paso su nombre, que luego voy por ahí con gente que ni sé como se llaman…

–Pues a la cucaracha aquella, que luego resultó que era su esposa, no le preguntó el nombre y no sabía usted ni como se llamaba…

–Ya le digo… Pero bueno, usted cuénteme su caso… Olvídese por un momento de la cucaracha…

–Pues verá, me llamo Little John y provengo de un lejano planeta… Allí por circunstancias de la vida me convertí en un reputado delincuente y tras pasar años en prisión, me mandaron a este primitivo planeta…

–Vaya, pensaba que solo llegaban aquí cardasianos exiliados.

–Pues por lo visto no solo…

–¿No será usted un reputado asesino?

–No, no, en mi planeta era ladrón…

–Pues que castigo más raro mandarle aquí…

–Bueno, es que lo que robaba más eran cajeros automáticos… Y claro en este planeta atrasado no hay de eso… Casi ni hay bancos… Y como en mi planeta hay saturación de presos en las cárceles, pues suelen mandar fuera a los reclusos… Sobre todo a planetas como este donde prácticamente no hay tecnología, así no hay posibilidad de escape…

–Pero puede robar igual…

–Igual igual, tampoco, pues como le decía aquí no se pueden cometer cyberdelitos, ni robar cajeros automáticos, etc. Además, supongo que mientras robamos fuera, no robamos en nuestro planeta, así que no les importa mucho a las autoridades de allí lo que hagamos fuera del planeta…

–Bueno, a pesar de haber estado yo recientemente en prisión, la verdad es que no conozco mucho el tema… Pero vamos, ¿entonces qué tiene pensado atracar?

–Una sucursal de la Banca de Valint y Balk… Es una especie de banco, pero más primitivo, claro…

–¿Supongo entonces que no contaremos con el equipo necesario?

–¿A qué se refiere? ¿Necesitamos una cucaracha gigante?

–Pues que no tendremos los elementos necesarios para robar un banco… Ni pasamontañas, ni medias de nylon, ni caretas, ni pistolas, ni coche para la huida…

–Ah, efectivamente tiene razón… Pero si quiere puedo conseguirle un carro… Y diría que también una ballesta…

–Bueno, algo es algo…. A ver que sale…

Y así con un carromato y dos ballestas fuimos a asaltar la sucursal de la Banca de Valint y Balk.

Dicha sucursal estaba en un viejo edificio rectangular de piedra. Con grandes ventanales.

Nos pusimos un pañuelo tapando media cara, en plan cuatreros del oeste y entramos en aquel edificio. El interior era más interesante, pues a parte de contener el dinero que íbamos a robar, tenía un amplio hall amarmolado con bellas columnas. Lo que me hizo recordar algún antiguo banco de mi planeta natal.

Al entrar gritamos lo típico de todo el mundo al suelo, esto es un atraco. Mi acompañante disparó la ballesta al aire, lo cual no fue tan efectivo como si hubiera sido un sonoro disparo de escopeta o una ráfaga de metralleta, pero el caso es que la gente del banco se dio por aludida y se echó al suelo.

Al parecer mi acompañante, el tal Little John, había estado antes en el banco estudiando un poco el terreno y supo dirigirse a la zona de cajas y empezar a coger billetes y monedas.

A los pocos minutos oímos un gran griterío fuera del banco y se escuchó en alto las siguientes palabras: ¡Están ustedes rodeados, depongan las armas y salgan con las manos en alto!

–¿Qué? ¿Ya están aquí los soldados del castillo? –dijo Little John.

–No sé, como no se oyen sirenas ni nada…

–Ya, pero tampoco hay alarmas para avisarles de que estamos robando…

–Quizás alguno de los clientes que salieron cuando disparaste la ballesta alertó a las tropas…

–¿Cómo? Se suponía que tu tenías que vigilar a la gente mientras yo cogía el dinero…

–¿Ah, sí? No recuerdo que lo hubiéramos hablado…

–Es lo normal cuando se atraca el banco… Si son dos los atracadores uno vigila y el otro coge el dinero, como viste que yo iba hacia las cajas a coger el dinero, tu tenías que vigilar a la gente…

–Ah, pues perdona, justo ahora es el segundo banco que estoy atracando en toda mi vida así que no tengo mucha experiencia en el tema… De acuerdo que he visto alguna que otra película, como me contabas antes que habías visto una peli explicando mi anterior atraco…

–Bueno, bueno, déjate de rollos…

–De acuerdo… Veo por la ventana que efectivamente estamos rodeados de soldados armados con lanzas y ballestas… Como aún tenemos gente en el banco, no nos queda más remedio que coger rehenes…

–De acuerdo… –Little John asomó su cabeza por la puerta principal y gritó: Tenemos rehenes, si entran nos lo cargamos…

–Vale, vale… Eso ya está, avisados quedan –observé yo.

–¿Ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso? –preguntó Little John.

–Pues lo normal es pedir comida… ¿Qué hora es?

–Mírala en el reloj que llevas…

–¿El reloj que llevo? Ah sí, pero no es un reloj…

–¿No? Pues lo parece…

–Bueno, sí que parece un reloj de pulsera y realmente da la hora pero tiene otras funciones…

–Vale, vale, pues mira la hora y no marees tanto…

–No, si lo de la hora es porque tengo hambre, quizás es la hora ya del almuerzo… Por eso también te decía lo de pedir comida… A parte de que es lo habitual en estos casos, claro…

–Quizás…

–Veamos… También hemos de pedir un helicóptero… –indiqué yo.

–Me temo que en este planeta no hay de eso…

–Pues un coche…

–Tampoco… A no ser que sea un coche de caballos, que claro, ya tenemos nuestro carro ahí fuera…

–Sí eso sí, aunque supongo que los soldados de ahí fuera no nos dejaran subirnos a él tan alegremente…

–Pues ya dirás tú que hacemos…

–A ver, a ver, déjame pensar… mm… Hay que darles un tiempo para que cumplan con nuestras peticiones –entonces miré de nuevo el artilugio de mi muñeca.

–Y dale con la hora…

–Ah, es verdad, es que parezco tonto…

–Sí, ya me había dado cuenta…

–No, digo, sí… Lo digo por esto de mi muñeca, que como trataba de decirte antes, no es un reloj…

–Que pesaico es usted…

–Que no es un reloj, es un TUP… Bueno, mejor dicho, es el TUP….

–Pues muy bien…

–No debes saber lo que es un TUP…

–Pues no, en general los delincuentes comunes no tenemos mucho nivel cultural, es cierto…

–Tranquilo, que yo te lo explico… Pues aunque parezca mentira esto será lo que nos va a sacar de aquí.

–Si tu lo dices… Sí, quizás con el tiempo salgamos de esta… Eres tú el experto en esto de los “asaltos”…

–En efecto, pero no de los “asaltos” de asaltar y robar, que como te dije al principio, no es un tema que domine, pero sí que conozco más el tema de los “asaltos” espacio-temporales…

–¿Asaltos espacio-temporales? ¿Eso es el robo de relojes? Lo digo por lo de temporales, claro…

–Ay, que gracioso que eres, pero tienes razón, a lo que me refiero son más bien a “saltos” más que “asaltos”…

–¿Así que me estás diciendo que eres un experto en el robo de relojes y que luego sales saltando del lugar del crimen?

–No, no para nada, sí que es verdad que eres un poquito “cortito”… Y te falta algo de “cultura” y conocimiento de mis hazañas, que te piensas que por haber visto un vídeo ligeramente basado en mis aventuras…

–Eh, eh, sin faltar, que te arreo…

–Vale, vale… Aunque suene raro en mí: Basta de rollos, coja mi mano y con la otra el botín y verá…

–A ver… Así dicho suena un poco raro…

–Tranquilo que he tenido una genial idea para escapar de aquí…

El tal Little John cogió mi mano como le propuse y entonces puse en marcha el TUP. Lo que provocó que desapareciéramos del banco aquel… Para aparecer acto seguido en otro lugar:

–¿Cómo?¿Qué magia es esta? ¡Ahora estamos dentro de una celda!

–En efecto, ya te dije que tenía una genial idea y que era un experto en esto de los “saltos”

–Pues no debes ser tan experto, pues estamos igualmente atrapados…

–Eso es, estamos en las mazmorras de mi amigo el Mago Melchiades, lugar que conozco y aunque parezca raro recuerdo, de cuando el susodicho me ofreció una visita guiada por su castillo…

–Será todo lo amigo tuyo que quieras, pero sé que el Mago es bastante respetuoso con la ley y no creo que nos deje salir de aquí…

–No hará falta –dije cogiendo el botín del un tanto sorprendido Little John y volviendo a desparecer.

A los pocos segundos volví a aparecer pero esta vez fuera de la celda, enfrente de los barrotes de la misma:

–Ya está, tema solucionado, he devuelto el botín que querías robar y ahora me marcharé de este planeta…

–Pero, pero… ¿Me vas a dejar aquí encerrado?

–En efecto, esa es la idea, pero antes de marcharme del planeta hablaré con mi amigo Melchiades para que te entregue a las autoridades –y volví a desparecer delante de la cara del sorprendido ladrón.

Y así nuevamente robé un banco, pero esta vez, atrapé al ladrón… Pues como se suele decir, quien roba a un ladrón…

Texto de Tony Jim

Ilustración de Jana Kalc

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